Tras la firma de un convenio de colaboración el pasado año entre la Agrupación de Fabricantes de Cemento de España (Oficemen), la Federación Española de la Recuperación (FER) y la Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos Fuera de Uso (Sigrauto), representantes de las tres entidades se han reunido para debatir y analizar las novedades del proyecto, favoreciendo así un mayor desarrollo del mismo y la puesta en marcha de más procesos de valorización.


A la reunión acudieron el presidente de Oficemen, Jean Martin-Saint-Léon, el presidente de Sigrauto, Carlos Mataix, y el de FER, Ion Olaeta. Al respecto del proyecto, Mataix resaltó que “el objetivo para 2015 es aumentar el porcentaje de valorización de los residuos de automóviles del 5% obtenido en 2006 a un 10%”. Por este motivo, hizo hincapié en “trabajar conjuntamente para poner de manifiesto las diferencias entre valorización e incineración con el fin de poder contar con el apoyo de la Administración y la sociedad en general”. En este sentido, la valorización es todo procedimiento que permita el aprovechamiento de los recursos contenidos en los residuos, preservando la salud y el medio ambiente, mientras que la incineración es la simple destrucción térmica del residuo sin otro fin y sí que implica residuos de proceso.


Oficemen, FER y Sigrauto están fomentando la valorización con los materiales obtenidos del tratamiento de los vehículos cuando llegan al final de su vida útil, ya que para la industria cementera la valorización supone, principalmente, un modo de preservar los recursos naturales, reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y ofrecer a la sociedad una solución a la gestión de residuos.


El acuerdo supone el uso de los residuos que se generan en las plantas fragmentadoras españolas donde vehículos y otros muchos productos son sometidos a un proceso de triturado para poder separar y reciclar la parte metálica de los mismos. Así, en las cementeras se emplearán residuos ligeros como textiles, plumas, plásticos y gomas ligeras, y residuos pesados no metálicos, como gomas y plásticos, evitando de esta forma su eliminación en vertederos donde serían fuentes de emisión de GEI.


En España se dan de baja unos 700.000 turismos al año de cuyo peso total la legislación permite destinar hasta un 15% a vertederos convencionales, siendo ésta la peor solución medioambiental y, sin embargo, la más practicada en España.