Tras el acuerdo alcanzado en la cumbre del clima (COP28) enfocado a acabar con el empleo de los combustibles fósiles, la Fundación Laboral Andaluza del Cemento y el Medio Ambiente (FLACEMA), ha organizado una jornada en Niebla para poner en valor el relevante papel de las cementeras para disminuir el uso de estos combustibles.

Durante la jornada, titulada “La importancia de la economía circular para el sector cementero”, se pusieron de manifiesto las ventajas ambientales de la valorización, tanto material como energética. Además, quedó patente que el uso de residuos en el proceso de fabricación de cemento ha pasado de ser una necesidad a una obligación. Las fábricas de cemento juegan un papel estratégico en línea con los retos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y la descarbonización de la industria es una prioridad. A medio plazo, no tiene cabida una cementera que no valorice ni que el destino final de un residuo sea el vertedero.

La secretaria general de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía, Mª del Mar Plaza, destacó durante su intervención la importancia de la ley de Economía Circular de Andalucía, aprobada en marzo de este año y las distintas actuaciones que se recogen en la misma para pasar de una economía lineal a una circular. Esto, sin lugar a duda, contribuye a dar a los residuos un uso mucho más responsable y sostenible y a evitar las nefastas consecuencias de la incineración y el vertido. La valorización en cementeras, para aquellos residuos que no puedan reutilizarse ni reciclarse, supone una solución óptima desde el punto de vista económico y ambiental.

Por su parte, el gerente del Área de Sostenibilidad del Instituto Cerdà, David Martínez, aprovechó para poner sobre la mesa todas las repercusiones económicas, ambientales y sociales de la valorización.

Finalmente, Manuel Parejo, director general de FLACEMA, puso de manifiesto que Europa cuenta con una experiencia de más de 30 años en la incorporación de determinados residuos como materias primas y combustibles en el proceso productivo del cemento. Su seguridad, en relación con las personas y con el medio ambiente, no deja margen de dudas. Así lo atestiguan numerosos informes, instituciones y universidades independientes como la Universidad Rovira i Virgili, la Universidad de Alicante y el CIEMAT, entre otros.