Cemex ha puesto en funcionamiento una nueva instalación en la fábrica de Buñol que servirá para alimentar los hornos de la cementera con Enerfuel, un nuevo combustible derivado de los residuos sólidos urbanos. Para ello, la Consejería de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda ha concedido un permiso en pruebas por el periodo de un año.
 
La instalación provisional cuenta con un sistema de recepción y dosificación del combustible, que entra directamente en una báscula y que, mediante transporte mecánico y neumático completamente cerrado, consigue que la operación de carga de los hornos se produzca sin pérdidas ni escapes al aire. El Enerfuel se recibe en camiones de fondo móvil, que se ajustan a la instalación prácticamente de forma hermética. La inversión realizada en este equipo ha rondado el millón y medio de euros.


Esta prueba permitirá comprobar si el comportamiento de los hornos y de todas las variables del proceso de combustión son iguales que en el resto de Europa. Cemex está convencida de que el futuro de los combustibles que se empleen en la industria debe obligatoriamente pasar por el Enerfuel, como está ocurriendo con las plantas de la compañía en Alemania o Reino Unido, entre otras.


La energía del futuro
El Enerfuel es considerado en muchas naciones como la energía del futuro. En países de nuestro entorno, con un grado de dependencia energético alto – en España el nivel de dependencia es del 80%- se ha hecho necesario buscar alternativas a los combustibles tradicionales. El Enerfuel se ha convertido en una alternativa real, porque la materia prima que lo compone procede de desechos que se producen en el propio entorno. Su origen está en la parte de los residuos domésticos e industriales que no es posible reciclar y cuyo destino son los vertederos diseminados por toda la geografía nacional.


Los residuos sólidos urbanos están integrados, aproximadamente, en un 30% por compuestos orgánicos, un 20% de materiales reciclables (papel, plásticos, cartón…), un 5% de metales reciclables, 5% de vidrio reciclable, 5% de componentes inertes (piedras, cerámica, vidrio roto, metales pequeños…) y el 35% restante, también llamado fracción resto, es un residuo sólo apto para la fabricación de Enerfuel. Esta última parte de los desechos domésticos, que no pueden ser reutilizados y que, en la actualidad, van directamente a los vertederos provocando, además de peligrosas emisiones y contaminación, problemas de limpieza, olores y saturación, es la única susceptible de llegar a formar parte del nuevo combustible Enerfuel.


En Alemania, como consecuencia de la fabricación de Enerfuel y de una política medioambiental de reducción de vertidos con altos gravámenes dictada por las autoridades germanas, se han conseguido reducir los vertederos de 40.000 en 1970 a tan sólo 350 en 2007, con las consecuentes reducciones de emisiones de CO2 a la atmósfera y, lo que es más nocivo para la salud, emisiones de gas metano.