Holcim y Aurantia han comenzado la realización de pruebas fuera de laboratorio de la viabilidad y capacidad de absorción del CO2 proveniente de la fábrica de la cementera en Jerez de la Frontera (Cádiz) por parte de las microalgas destinadas a la obtención de biodiesel. El director de Desarrollo Sostenible de Holcim, Miguel Ángel Soriano, explicó que “sus resultados determinarán el futuro y la viabilidad del proyecto«.


De este modo, se evaluará la idoneidad de las emisiones de la planta para dicho cultivo, además de seleccionar la variedad de microalga más adecuada para aceptar esta alimentación. Tras esto, se realizará un estudio de viabilidad a escala industrial para su puesta en funcionamiento «lo antes posible«.


Según indicó Soriano, desde diciembre ya se están recogiendo datos en la factoría y a final de año se comenzó a trabajar en el diseño y evaluación de los resultados del laboratorio.


Así, este mes comienzan las pruebas y estudios de viabilidad con plantas de mayor tamaño, y no en laboratorios, como hasta el momento se hacía. Cuando finalicen estas pruebas en junio, se realizará la evaluación final de resultados hasta octubre.


La ventaja del proyecto para Holcim radica en que “se trata de realizar una importante apuesta por proyectos de innovación, además de reducir las emisiones de CO2 gracias al secuestro de las mismas con las microalgas y por el uso del biodiesel producido con éstas”. Soriano concluyó que “lo interesante del proyecto no es que se trate de una investigación sobre las posibilidades de unir ambos productos, sino que pretende convertirse en un proyecto industrial competitivo y eficiente”.


Planta de biodiesel


La planta para la producción de biodiesel a partir de aceite de microalgas, promovida por la compañía Aurantia y el Consorcio Zona Franca de Cádiz a través de la firma Gadir Biodiésel, entrará en funcionamiento en menos de un año y medio.
 
Las instalaciones se ubicarán en la Bahía de Cádiz y se prevé que produzca un total de 20.000 toneladas de este carburante ecológico al año. Además, generará al menos 52 puestos de trabajo.


El centro, que requiere una inversión de 48 millones de euros, cuenta con una tecnología de vanguardia en Europa, basada en el tratamiento y transesterificación no sólo del cultivo de microalgas, sino también de la soja, colza, girasol, palma o jatrofa.